miércoles, 6 de octubre de 2010

LA LUCHA CON LA ILUSIÓN



Llegar a hacer trascendente no es fácil. A medida que persistimos en nuestras prácticas espirituales, surgirán grandes desafíos y tentaciones. Así es como opera el universo material. A medida que crecemos espiritualmente, escapando del dominio de la ilusión, la energía material se adhiere a nosotros intensamente y se niega a dejarnos ir sin una lucha. Es por eso que debemos mantener la meta en mente a medida que avanzamos por el sendero espiritual. Cuando el camino se torna difícil, nuestra concentración en el resultado final ayuda a que sigamos avanzando.

Nunca debemos depender de nuestra propia fuerza e inteligencia en nuestra lucha con la ilusión material, porque la energía material es más fuerte que cualquiera de nosotros. En vez, debemos confiar en el Señor que habita como la Súper-alma en el corazón de todo ser viviente y ofrece toda clase de asistencia cuando nos mostramos dispuestos. Si pareciera que no llega ayuda, es porque nos falta la fe para comprender cuan personalmente el Señor está supervisándonos y asistiéndonos.

Estamos arriesgando una caída toda vez que intentamos usar nuestra propia fuerza para dominar la lujuria y la tentación. Es solo cuestión de tiempo para que experimentemos una situación que no podemos manejar. Pero si percibimos el peligro constante y nos mantenemos vigilantes, nuestra atención evitará que caigamos en las garras de la ilusión. El problema surge cuando no logramos tomar seriamente a la tentación y en consecuencias relajamos nuestra vigilancia.

La gente espiritual fracasa primordialmente por dos razones: dinero y sexo. La codicia de dinero causa que mucha gente espiritual abandone su integridad y, frente a problemas económicos, el mal uso del dinero puede convertirse en una tentación. Además, como hemos visto, la penetración de la lujuria en esta sociedad hace que mucha gente interprete erróneamente un comportamiento amoroso como una invitación al contacto sexual. Muchos individuos solícitos negarán su comprensión superior para obtener cualquier dejo de amor, aunque sea meramente en el nivel físico.

A medida que nos convertimos en conductos para la energía amorosa, nuestras relaciones son más profundas. Estamos menos ansiosos por manipular a los demás para satisfacer nuestros propios apetitos, porque hemos desarrollado suficiente fuerza interior para comprender quienes somos y qué es el alma y cómo nos relacionamos con Dios. No pretendemos ya realización definitiva en el mundo material.

Bhakti Tirtha Swami - Guerrero Espiritual II

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