domingo, 10 de octubre de 2010
Sri Damodara-lila
Sri Krsna es controlado por el amor y el afecto de Su madre
El Sri Damodarastakam
Verso Uno
En el Capítulo Nueve, Décimo Canto, del Srimad Bhagavatam hay una descripción del Sri Damodara-lila.
Muchas gopis se quejaban constantemente ante Sri Yasoda: "Tu hijo roba en nuestras casas y se come nuestra mantequilla. Pero, querida Yasoda, aún peor, arroja leche, yogur y mantequilla por todas partes. Si se la comiera no habría problema, pero no lo hace. Rompe los recipientes para la leche y el yogur y desata a los terneros. ¿Cómo podremos seguir tolerando esta pérdida diaria de leche y yogur? Hemos decidido marcharnos de tu pueblo, Vraja, para vivir en otro lugar.
Madre Yasoda escuchaba estas quejas todos los días y comenzó a preguntarse: "¿Será que a mi querido hijo no le parece tan sabrosa la mantequilla de Su propia casa? ¿Será agria? ¿Será esa la razón por la cual no la come sino que entra a hurtadillas en las casas de otras gopis para robar su mantequilla? Si tal es el caso, hoy prepararé mantequilla dulce para mi querido hijo con mis propias manos. De seguro la comerá y no irá a otras casas a robar mantequilla".
Era el festival de Dipavali, así que dio el día libre a todos sus sirvientes. Entonces ordeñó a Mangala, Ganga, Pisangi y otras vacas personalmente y después hirvió la leche hasta que comenzó a condensarse. Luego, cuando estaba a la temperatura apropiada, le agregó cultivo de yogur y, temprano en la mañana, se dispuso a batir el yogur fresco. Mientras lo batía, completamente inmersa en el amor por su querido hijo, comenzó a cantar:
udukhale sambhrta-tandulams-ca
samghattayanto musalaih pramugdhah
gayanti gopyo janitanuraga
govinda damodara madhaveti
Sri Govinda-Damodara Stotram 4, Sri Bilvamangala Thakura
"Debido a su intenso apego por Sri Krsna, las gopis, mientras trillaban el arroz en sus morteros, cantaban "¡Oh, mi Govinda! ¡Oh, mi Damodara! ¡Oh, mi querido Madhava!"
Kanhaiya, el querido hijo de Madre Yasoda, siempre suplica amor maternal a Su madre. Madre Yasoda estaba completamente absorta en los sentimientos de su canción y rebosante de afecto por Krsna. Al escucharla cantar, con su voz saturada de amor por Él, no pudo contenerse y comenzó a pensar: "Todos los días mi madre canta pequeñas tonadas con mucha ternura para despertarme, pero hoy no ha venido y estoy muy hambriento". El Señor Supremo, que es independientemente bienaventurado y auto-satisfecho (atmarama y aptakama), estaba hambriento. Él comenzó a llorar muy fuerte pidiendo la leche de los pechos de Su madre.
Mi querido Señor ¡Cuán glorioso eres! En este día, el efecto del llanto de Sri Krsna permaneció incógnito. Simplemente se fundió en el océano insondable del afecto maternal de Madre Yasoda, porque al estar tan absorta en el sankirtan no pudo escucharlo.
Con gran dificultad, Kanhaiya, acostado sobre su abdomen, se movió poco a poco hasta un lado de la cama y se bajó. Frotando Sus ojos y llorando, llegó hasta donde su madre batía, tambaleándose como un elefante intoxicado. Asió la vara de batir e impidió que siguiera girando, entonces, la absorción de Madre Yasoda se rompió. Al ver a su querido hijo a su lado, lo puso de inmediato en su regazo y comenzó a amamantarlo. Con solo mirarlo, sus extremidades se decoraron con los asta-sattvika bhavas (los ocho tipos de transformaciones corporales que surgen del amor extático por Dios). Además, la emoción especial del afecto maternal se manifestó: la leche comenzó a fluir de sus senos.
Verso Dos
Mientras Kanhaiya frotaba sus ojos llenos de lágrimas y trataba de esconderse detrás de Su madre, exclamaba: "¡Madre, no me pegues!" No miraba directamente a Su madre sino, temerosamente, a la vara en su mano.
—¡Tú, amigo de los monos! —exclamó—. ¡Cora! ¡Ladrón!
—Sri Krsna respondió: Madre, no hay "Cora" en Mi dinastía (1), solo hay "Cora" en tu dinastía.
—¿En serio? —replicó ella—. Si no robaste la mantequilla, ¿quién estaba alimentando a los monos?
—Kanhaiya respondió: El que creó a los monos los estaba alimentando.
—¿Ah, sí? —dijo ella—. Dime sinceramente, ¿quién rompió esta vasija?
—Mira, madre, cuando corriste a salvar la leche tus grandes tobilleras golpearon la vasija y la rompieron.
—¿Por qué, entonces, tienes mantequilla por toda la cara?
—Madre, los monos estaban comiéndose la mantequilla, así que trate de alejarlos. Mientras corrían, embadurnaron Mi boca con mantequilla.
Al escuchar esta conversación, todas las gopis se echaron a reír.
—No voy a dejarte libre tan fácilmente —dijo Madre Yasoda—. Voy a atarte.
La actitud de Madre Yasoda era seria. Ella pensaba: "Si no lo castigo se convertirá en un rebelde". Con esto en mente, decidió atarlo. Aunque Sri Krsna se puso a llorar, no lo soltó. Ella pensaba: "Lo mantendré atado por un rato y, cuando termine de batir el yogur, lo desataré y le daré mantequilla y lo amamantaré para que se calme".
Madre Yasoda consideró: "Krsna es khala, un ladrón astuto y travieso. Su cómplice es el ulukhala, el mortero. Ambos merecen el castigo. Los ataré entre sí de tal modo que Krsna no pueda soltarse del mortero".
Pensando así, procedió a atarlo.
Verso Tres
La frutera
"Itidrk sva-lilabhih: Sus inusuales pasatiempos infantiles, como este damodara-lila, son supremamente encantadores." Un día, una frutera de Mathura vino a Vraja a vender frutas. Ella había escuchado de la dulzura preeminente de los pasatiempos de Sri Krsna en Gokula y estaba muy ansiosa por verlo directamente. Aunque venía a Vraja a menudo, nunca había podido ver a Krsna. Si no estaba durmiendo o en el regazo de Su madre, estaba rodeado por Sus amigos u ocupado jugando dentro de Su casa. Ella intentó una y otra vez, pero nunca podía verlo.
La visión de Sri Krsna está fácilmente disponible para los residentes de Vraja, pero es excepcional para las personas de Mathura. Aún así, la frutera estaba tan ansiosa que resolvió: "Si no veo a Krsna hoy, no regresaré a Mathura".
La determinación del sadhaka debe ser exactamente la misma. Debe pensar: "Día y noche llevaré a cabo las ramas de la devoción, tal como lo instruyeron Sriman Mahaprabhu y Srila Rupa Gosvami. Con amor, cantaré un número determinado de nombres de Sri Hari y serviré a Sri Guru y los vaisnavas. Todos los días, estudiaré el Srimad-Bhagavatam y otras obras devocionales. Todos los días recitaré el Gopi-gita, Venu-gita, Bhramara-gita y el Yugala-gita. Si me encuentro con un rasika vaisnava daré mi vida por servirle. Visitaré los lugares donde Sri Sri Radha Krsna realizaron Sus pasatiempos confidenciales, en las arboledas de Vraja. Allí, suplicaré muy lastimeramente y recitaré himnos y oraciones rebosantes de anhelo. Entonces, Sri Krsna seguramente me dará Su darsana; Él no está muy lejos".
Después de hacer su voto, la frutera fue al asentamiento pastoril de Nanda Maharaja y deambuló cerca de su casa. Allí comenzó a exclamar: "¡Vengan, cojan frutas! ¡Cojan frutas! ¡Vengan! ¡Cojan mangos, bananas y guayabas!". Sin embargo, en pocos momentos, se absorbió tanto en pensar sobre Krsna que, en lugar de decir los nombres de las frutas, exclamaba: "¡Vengan, tomen a Gopal! ¡Govinda lo! ¡Madhava lo! ¡Damodara lo!" Al principio, balanceaba la cesta de frutas sobre su cabeza con una mano, pero, finalmente, se olvidó por completo de esta, que no se caía simplemente por su pericia natural. Finalmente, se sentó a la puerta de la casa de Nanda.
Cuando Sri Krsna escuchó los lamentos de la frutera, no pudo permanecer sentado tranquilamente en el regazo de Su madre, así que se bajó y se acercó a un montículo de granos. Después de agarrar tantos granos como podía sostener con Sus manos juntas, comenzó a caminar hacia la frutera, pero Sus manos eran tan pequeñas que todos los granos se le cayeron mientras caminaba. Cuando llegó adonde la frutera solo le quedaban unos cuantos granos apretados entre sus palmas y dedos. Él soltó los granos sobre la cesta y exigió: "¡Oh, dame un poco de fruta!". La frutera quedó completamente encantada por la hermosa forma del pequeño Krsna y se quedó mirándolo durante un rato.
El significado de este pasatiempo es que a menos que se tenga el intenso anhelo de ver a Sri Krsna y se esté absorto en su remembranza, tal como la frutera, Él no otorga Su darsana. Sri Krsna solo concede Su darsana a los sadhakas que no desean sino verlo y servirle. En otras palabras, solo concede Su darsana a quienes se liberan por completo de sus anarthas.
Cuando la frutera volvió en sí dijo: "Lala, mi querido bebé, solo te daré frutas si te sientas en mi regazo una vez y me llamas Madre".
El bebé Krsna miró cautelosamente en todas las direcciones para asegurarse de que nadie estaba viendo. Cuando estaba seguro de que nadie lo veía, saltó en su regazo: "Madre" —dijo—, y saltando rápidamente agregó: "¡Dame fruta!"
Los más profundos deseos en el corazón de la frutera habían sido colmados. Ella quería darle toda la fruta a Krsna, pero solo pudo darle lo que el podía sostener en sus brazos y manos diminutos. Cuando Kanhaiya regresó adonde Madre Yasoda que estaba sentada en el patio, puso las frutas en su velo.
—Lala, ¿de dónde sacaste estas frutas? —preguntó.
Krsna simplemente señaló hacia la puerta. Madre Yasoda estaba deleitada al ver esas frutas tan suculentas y sabrosas. Mientras las distribuía entre las gopis presentes, maravillosamente, aunque eran solo unas cuantas, la cantidad no disminuía.
La frutera había perdido toda conciencia externa cuando Krsna la dejó en la puerta de Su casa. Sri Krsna le había robado el corazón y ella simplemente se quedó sentada en el mismo lugar hasta que una gopi que pasaba la sacudió y le hizo volver en sí. Lentamente, recogió la cesta de frutas, la puso sobre su cabeza y partió a Mathura.
Mientras caminaba por las riberas del río Yamuna, se dio cuenta de que la cesta pesaba más que antes. Cuando la puso en el suelo y vio su interior, quedó maravillada: la cesta estaba repleta de una gran variedad de joyas valiosas. Ella levantó la cesta, la tiró en el Yamuna y rompió a llorar.
—¡Sri Krsna me ha engañado! —exclamó—. He sido privada por completo de Su verdadera misericordia.
Arrobada por el amor por Sri Krsna, se lamentaba amargamente y jamás regresó a su casa. Cuando Sri Krsna le roba el corazón a alguien, esta se convierte en su condición.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario