sábado, 18 de septiembre de 2010

Ama a todas las criaturas




Muchos piensan que los humanos son los únicos miembros de la familia de Dios, pero no es así. Él crea a todas las criaturas. Todos son hijos Suyos, de modo que ¿por qué no amarlos a todos? El dicho: "Todos deben ser felices" no se refiere solo a los humanos.

El Señor Supremo ha creado a las vacas que clan leche a todos de forma gratuita e indiscriminada. En los Vedas se conoce a la vaca como mata, Madre Vaca, porque ella nos alimenta con su propia leche. En ningún lugar de la Biblia se dice que podamos matar a las vacas ni a ningún otro animal. En el arameo original cíe la Biblia se ha utilizado la palabra "brosimus" más de veinte veces. "Brosimus" quiere decir "comida" y ha sido traducida como "carne". En el inglés antiguo, por ejemplo, la palabra "carne" no se refería a la carne, sino a "comida", pero el inglés ha cambiado y hoy en día la mayor parte de la gente cree erróneamente que la Sagrada Biblia ampara el consumo de carne animal.

En el Antiguo Testamento se dice claramente: "No matarás". Esto significa que no debemos matar ni a los humanos ni a los animales. El Corán tampoco aprueba la matanza y el consumo de carne. El Señor Supremo no ha creado a los animales para que nos los comamos. Para ese propósito Él creó las frutas, las raíces, la leche, la mantequilla, los granos y las verduras. No se va a sentir feliz si dañamos a cualquiera de Sus hijos, y mucho menos si matamos a nuestra propia madre.

Los árboles, las enredaderas, los cerdos y los insectos son también hijos de ese único Señor Supremo. En la cultura védica de la India se dice incluso que no se debe andar por un campo que ha sido arado y sembrado porque las semillas pueden morir. No debemos causar daño a ningún ser viviente.

Todos somos hijos del Señor Supremo, que es la personificación de la felicidad suprema y el depositario de la felicidad suprema para todos, y nosotros somos partes integrantes de esa felicidad. La única diferencia entre el Señor Supremo y nosotros es que Él es ilimitado y nosotros somos diminutos. Cualitativamente somos iguales que Él, pero por desgracia hemos olvidado quiénes somos. Debemos intentar comprender esta verdad. No debemos luchar con personas de otras creencias religiosas. La única religión verdadera para todas las almas es el amor, y esa religión es única. Debemos amar a Dios y también amarnos los unos a los otros, y así la gente podrá vivir feliz en este mundo.

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